No
puedo evitar pronunciarme acerca de los momentos sombríos que está viviendo en
estos días nuestro Ecuador. En estos momentos es cuando más se necesita
expresar lo que uno siente, ya sea abucheado por unos o aplaudido por otros. En
mi caso no busco notoriedad, sino más bien incentivar en el mejor de los casos o
aclarar mi pensar en el peor de ellos. Mi suerte es que no tengo gran cantidad
de amigos correistas, mi mala suerte es que uno que otro son grandes amigos. He
ahí mi conflicto en poder comentar sobre este tema en las redes. Los que me
conocen y los que me han visto en las afueras del Consejo Nacional Electoral (CNE)
sabrán que no he tenido miedo en expresarme libremente en ese frente. No es mi
intención crear momentos de tensión y peor aún enemistades con ellos, pero
tampoco puedo callar. Nunca me han demostrado nada más que una real amistad.
Dicho esto, tengo que admitir que hay muchas cosas que no comprendo y en este
ejercicio trataré de ser el abogado del diablo que considero necesitan.
Puedo
justificar muchas cosas. Al final del día creo que el ser humano tiende a hacer
esto bastante. La autojustificación, que es cuando la gente se cree sus propias historias para justificar sus
acciones, nos vuelve permisivos con nosotros mismos. Es como cuando no se
corrige con frecuencia a un niño, si él sabe que no hay ningún tipo de
escarmiento volverá a realizar el acto, y cada vez más desafiante hacia la
autoridad. Después de todo, si se lo puede hacer es natural querer saber hasta
donde se puede llegar. El problema en estos casos de servidores públicos surge
cuando existe en la persona una ambigüedad moral. Esta línea moral se vuelve
cada vez más borrosa, en especial cuando caemos en la mala costumbre de culpar
al sistema. He escuchado muchas veces, y debo aclarar que no las han expresado
mis amistades, frases como “así se han hecho siempre las cosas”, “si no llevas,
alguien más se lo va a llevar”, “corrupción hay en todo gobierno”, entre otras.
El asunto que hay que enfatizar es que la moralidad y la ética no deberían ser
moldeadas a conveniencia.
Volviendo
a mis amigos. No me permito poner en tela de duda sus intenciones de servir. No
está en mi lugar juzgarlos por rumores, o por como se ha manejado un gobierno.
Somos seres individuales, con defectos y virtudes, y esto nos hace parte de un
todo, pero el generalizar es totalmente errado. Sin embargo, no puedo
justificar ni comprender el permitir, o en otros casos, pecar por negligencia,
un abuso a la democracia. Siempre estuve en contra de un gobierno
totalitarista. Esto se fue dando paso a paso. Puedo quejarme de todo lo
equivocado que ha hecho este gobierno escudado en la justicia social y en la
honorable lucha a favor del pobre oprimido y en contra del rico opresor.
Utilizo estas palabras generales porque son las que emplea el gobierno para
dividir al país. Esto no es difamación ya que el mismo presidente impulsó, o
mejor dicho, avaló una campaña de odio de clases al hacer un infame retweet al
video de campaña vergonzosamente titulado “el silencio de los pobres”. Este
escrito no es para entrar en detalle de todo lo que ha logrado cometer este
gobierno durante sus largos diez años en el poder, pero debo hacer hincapié en
lo que más me ha molestado al respecto.
Soy un
artista que valoro mucho la libertad de expresión y también me considero una
persona honesta. Por esto, claramente lo que más me ha indignado han sido la
censura y la corrupción. He visto como se han apropiado de canales de
televisión y periódicos para solo transmitir o imprimir lo que le conviene al
oficialismo. A esto no han tenido respeto de distorsionar la verdad o de
claramente minimizar lo que sí ha sido noticia que no les fuera a su favor. He
visto como la libertad de expresión se ha ido amordazando con leyes prohibitivas
y con penalidades exorbitantes. Incluso, he llegado a presenciar en las redes amenazas
a reconocidos caricaturistas por hacer uso de su gran talento, el de
desenmascarar la verdad utilizando la sátira, herramienta efectiva que tanto admiro. Confío
en las redes porque cuando el periodismo serio es silenciado, toca confiar en
tu propio sentido de deducción y hasta intuición. En el caso de la corrupción
es innegable optar por estas herramientas. Es verdad que el periodismo serio
está censurado. Es también verdad que no se puede creer todo lo que se lee en
las redes sociales. A falta de fuentes confiables debemos optar en nuestra
propia deducción y sentido común. Estoy consciente que de tantas cosas que
vemos en las redes hay mucho engaño, incluso hasta de opositores del gobierno,
que pretenden cambiar la perspectiva del pueblo. No los culpo, pero sí reprocho
este proceder. Contradiciéndome, si la manera del gobierno de utilizar a su
pueblo es la desinformación, no veo por qué la oposición no haga uso de las
mismas armas. No puedo evitar admitir que me molesta que me pretendan engañar o
manipular a diario. También soy de la creencia de que “si el río suena es
porque piedras trae” y que “no se puede tapar el sol con un dedo”. Así es, los
rumores son rumores, pero a falta de un fiscal neutral y que se ha mostrado
encubridor en muchos casos, seguirán siendo rumores. Son muchos, y estos NO se
pueden obviar. El hecho de que las autoridades ni lo investiguen le dan mucha
más tracción al rumor convirtiéndolo en verdad para muchos. Está claro que no
se puede ocultar algo tan grande. Lo que me lleva a mi punto principal de este
escrito, el fraude electoral.
Durante
los 10 años he salido a bastantes marchas y plantones, unas convocado, otras
por incentiva propia o sugestión en las redes. Ninguna de estas manifestaciones
las he sentido tan efectivas, pese a que algunas fueron multitudinarias. Creo
que así mismo en algunas de ellas fuimos utilizados para ratificación de poder,
lo cual me indigna porque, disculpen el coloquialismo, pero ya no estoy en
plena edad de “mamar sol e irme de puñete”. Siempre he estado en oposición al
gobierno en lo principal por lo arriba mencionado, y también porque me he ido
percatando de el mal manejo de fondos, el estado obeso, el odio promovido entre
clases sociales, y la actitud muy cuestionable de nuestro presidente. Sé que no
soy el único pero ya no tolero ni un minuto más escucharle su voz. Es una
persona con un carácter el cuál nunca he soportado. Me parece que no está
capacitada para manejar un país. El poder lo enfermó más aún y lo llenó de
odio. El complejo es palpable. En sí, es una persona a la cual no respeto en lo
absoluto y ese también es mi derecho ya que el respeto no se exige, sino que se
gana. A esto hay que sumarle todos los escándalos de corrupción, abusos,
insultos, y desprestigios hacia el empresario o rico que él calificó como “pelucón”.
Que por cierto, un gran aplauso a la mujer pelucona. Ellas están en las calles
luchando por algunos jóvenes que optan quedarse en sus casas, jóvenes que de
pronto son o pudieran ser sus hijos. Dan la cara por lo que consideran justo y
no por sus propios intereses. Al parecer el señor Correa no ha tenido el lujo
de conocer a señoras dignas como ellas. Y sí, señoras dignas las hay de ¡TODAS
las clases sociales! Retomando el tema, podría escribir un editorial entero
acerca de lo que no me gusta del presidente saliente, pero ya no tiene caso,
todo está dicho. Ahora lo importante es poder dar a conocer lo que considero
injustificable.
No hay
forma de justificar las irregularidades por el CNE. No hay forma de explicar el
por qué una entidad que se jacta de ser transparente, no puede dar el resultado
de una segunda vuelta. La tendencia es ya irreversible y eso los tienen entre
la espada y la pared. Es evidente un fraude electoral y que dicha entidad
responde al oficialismo. Me podrán preguntar si a mi me consta el fraude, puedo
responder tranquilo que SI. Estando en las calles peleando por mantener
democracia he visto una cantidad de actas receptadas por mochileros. ¿Cuándo se
ha visto esto antes? ¿Por qué no dieron la información del conteo rápido? ¿Por
qué se demoraron de 3 a 4 horas en hacer el conteo del 80% y el otro 20% se
demoran 3 días hasta estos momentos? ¿Por qué hacen un llamado a la paz en
cadena nacional pero el Señor Pozo no da respuesta a estas intrigas? Es
evidente que no les cuadra nada por la cantidad de papeletas falsas o la verdad
no se el por qué. Lo que sí sé es que esto es una irregularidad de mayor nivel
y que ya de por sí puedo concluir que el CNE está bajo las órdenes del gobierno
o simplemente son una tarea de ineptos. Creo que voy a optar por la primera. Y
es que en realidad es mi criterio, es mi opinión, y este es un país libre y
democrático, en teoría.
Nuevamente,
esto no lo puedo justificar, y con el respeto que se merecen mis amigos,
cualquier persona que por negligencia permita una dictadura, está atentando con
el futuro de mis hijos. De joven siempre escuché la frase “esto lo hago por mis
hijos”. Conceptualmente lo entendía en su momento, pero es ahora cuando en
realidad lo siento. Por ellos estoy dispuesto a perder la vida, y estoy seguro
que todo padre y madre sienten igual. No, mi legado no va a ser de un padre que
se quedó dormido mientras atentaban con la democracia. Les pido por favor que
reflexionen. Son momentos turbios en los que nos entregamos a las pasiones.
Esto no es necesariamente malo. Pueden atentar a la libertad de expresión,
puede haber corrupción, pero cuando el pueblo se pronuncia les tocará
aceptarlo. Sé que mis amigos tienen la conciencia tranquila. Siempre me he
jactado en saber escogerlos. Espero me disculpen que haga pública mi opinión
pero confío que “El que nada debe nada teme”. ¿Por qué ciertos correistas
defienden al régimen siendo tan evidente un fraude electoral? No lo sé. Puedo
de alguna manera deducir que podría ser por varios factores o la suma de ellos.
Podría ser por miedo a perder un trabajo, por conveniencia personal o
empresarial de cualquier tipo, por lealtad, por el ideal, o hasta para combatir
la corrupción desde adentro, sinceramente no lo sé. Opino que el fanatismo, al
igual que la conveniencia, ciega a las personas, y caen en la ya mencionada autojustificación. Perpetuarse en el poder de manera fraudulenta
es la gota que derrama el vaso, es el camino a una dictadura frontal, y es la
que hace incendiar las pasiones en el pueblo ecuatoriano. Esto es
injustificable, y esto no se lo va a permitir.
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