lunes, 28 de enero de 2008

La Revolución Ciudadana

Tengo que aceptar que estaba consternado por la marcha convocada por el Abogado Jaime Nebot en defensa de Guayaquil el día 24 de Enero. Dicha marcha, dependiendo de su éxito o su fracaso, delinearía todo el futuro político del gobierno o lo que quede de él. No es mi deseo compartir o promover mi tendencia ideológica y política pero tampoco está de más aclarar que ataco y reprocho ciertas decisiones que ha tomado el gobierno, peor aún si atentan a mi derecho de poder escribir estas líneas como ha sido especulado con anterioridad. Sí quiero aclarar que nunca he compartido el ideal político de nuestro alcalde y me preocupó que el pueblo guayaquileño podía malinterpretar esta convocatoria como una pugna de poderes y guerra partidista, peor aún si de cada propaganda pro marcha aparecían tres del gobierno boicoteándola.

Esta manifestación fue pacífica y al contrario de muchas otras, multitudinaria. Dichas manifestaciones escasean en la polvorienta historia guayaquileña. Guayaquil de una manera colectiva se pronunció aquel día y eligió como vocero a su alcalde Jaime Nebot. Con esto quiero decir que no asistió únicamente la gente “Nebotsista” o en su defecto Social Cristiana, tampoco fueron solo los “pelucones”, ni los que buscaban una modesta propina por dicho esfuerzo al final de la jornada. Fueron todos los guayaquileños representando toda clase socioeconómica los que marcharon en la calle 9 de Octubre a presentar un rechazo no solo al gobierno sino también a su gobernante.

Justamente aquel día había leído un editorial en la página web de El Universo de la Srta. Gabriela Calderón en el que su mensaje principal era que el futuro del país está en los jóvenes y que ella marchaba por Guayaquil y no por sus gobernantes, en este caso Nebot o Correa. Admiro mucho la opinión de ella y admiro aún más que siga teniendo fé en los jóvenes de este país. Coincidentemente fue la primera persona que me topé en la marcha. Creo que para la tranquilidad de esta chica, todos los guayaquileños salieron a las calles a manifestar un ideal y un rechazo, y así mismo no a apoyar a una persona específica sino a aquel vocero que haría llegar nuestra opinión donde no quieren escucharla.

El discurso de nuestro alcalde fue enérgico y demandante. Fue incluso incriminante ante el gobierno. Al preguntar quién era el enemigo de Guayaquil la masa respondió en unísono “Correa”. No había duda en el pueblo manifestante. La gente rechazó al gobierno pero se manejó un ambiente festivo. Hubieron momentos que afloraron insultos al presidente pero Nebot tempranamente pudo pararlos diciendo que “así no hace las cosas Guayaquil” poniendo en alto nuestra frente y no rebajándonos a la manera que acostumbra el gobierno a descalificar a sus opositores. En sí el discurso fue respetuoso. En lo personal hubiera preferido uno de los bien elaborados insultos que lo hizo famoso a nuestro alcalde refiriéndose sobre la pérdida de la compostura y su acto segundo, pero era pedir demasiado.

No está de más decir que la actitud intolerante del presidente y su incapacidad de conciliar fue la que le ha dado este gran poder a su principal opositor. El presidente no realizó lo perjudicial que fue para él y su actual gobierno dar rienda suelta a su manera avasallante de expresión la cual ya ha insultado en sí a todo guayaquileño, desde los afamados pelucones y asalariados hasta tildar a una señora respetable de “vieja pelucona”, que si bien no comparte su ideología política ha pasado luchando toda su vida por el servicio desinteresado a la comunidad. Incluso después de la marcha, el mismo hecho de que el presidente optó por minimizarla es otro insulto a la persona que ya no le bastó con pensarlo sino que tuvo que ir a gritarlo a las calles. Pero está claro que ningún grito, y con esto no hablo de nuestro alcalde sino el grito del pueblo, podrá hacerse escuchar ante los oídos sordos del principal gobernante.

Nebot es el vocero de Guayaquil y no se necesitó ir nuevamente las urnas para dar nuestra opinión. El respaldo en las calles es la democracia en su momento más puro y bello y el rechazar su protesta es quizás el peor error que se pueda cometer. No con esto digo que el presidente tenga que ceder en todo lo demandado ya que la ideología y su actual forma de gobernar es muy difícil de enmendar en su totalidad, aún así si se quisiera, pero al menos conciliar y darle el valor que se merece a la opinión del guayaquileño que al fin mostró su gallardía y rechazo a un gobierno supresor. “La siguiente marcha será en Montecristi” dijo Nebot en su discurso. Apenas vi la postura del gobierno ante la marcha realicé que la ida a Montecristi era un hecho. ¿Es que se tiene que llegar a una guerra civil para que baje la guardia el presidente? ¿Es que acaso le conviene? o es que no puede disminuir su ego el que tan rápido se agigantó en tempranos días de campaña electoral.

Una sabia persona me comentó que Correa es como el escorpión de la fábula en la que le pide a una rana cruzar el lago. La rana lo piensa dos veces pero el mismo escorpión le hace recapacitar que sería contraproducente pues el picarla la mataría y así se ahogarían los dos. Al escuchar tan razonable justificación la rana decide llevarla y a mitad del camino le pica envenenándola. La rana moribunda y al borde del ahogo le pregunta que por qué lo hizo y el escorpión responde “no lo pude evitar, es mi naturaleza”. Si el escorpión es Correa, el pueblo ecuatoriano es la rana y no podemos seguir esperando a que “su naturaleza” termine de hundirnos. Es hora de hacernos escuchar y que se respete nuestro punto de vista, ya sea pacífica o no, después de todo, ésta sí sería una verdadera revolución ciudadana.

domingo, 13 de enero de 2008

El Retorno de la Espina

Antes que nada quisiera disculparme ante los fervientes seguidores de La Espina. Nunca pude de manera eficiente llevar una buena estadística de quién leía dichos editoriales, sin embargo, sé con certeza que existían y también sé que de alguna manera u otra se sintieron decepcionados al realizar que La Espina encontró cosas más importantes que hacer, o al menos eso pensaba. La verdad del caso es que La Espina tuvo que emprender un viaje al mundo de los negocios para poder subsistir.

El último editorial fue el 10 de Noviembre del 2004, así que después de 3 años los lectores encontrarán una espina más madura, más evolucionada. Pero no solo la espina es la que ha cambiado, el Ecuador y el mundo han cambiado también. No creo que de igual manera haya evolucionado, sinceramente creo que ha retrocedido. He visto que el Ecuador en vez de mejorar en ciertas etapas se ha quedado totalmente estancado e incluso, como buen ecuatoriano que es, ha decidido caminar como el cangrejo, para atrás. Es verdad que todo el mundo ha criticado la revolución ciudadana o el socialismo del siglo 21 del presente gobierno, y la espina no puede dejar de hacerlo, en especial si se ha quedado amordazada antes las barreras impuestas por el gobierno que dijo que el país ya es de todos. ¡MENTIRA!

El país No es de todos. No es del pueblo ya que los víveres están cada vez más caros y por lo tanto el pueblo está mas pobre a medida que pasan los días. No es de los empresarios y comerciantes ya que inundados en un mar de nuevos impuestos, alzas en salarios mínimo vitales (que cabe recalcar que aunque haya alza, debido al incremento de la canasta familiar el poder adquisitivo es ahora menor que antes), y bajo consumo del mercado ya sea por pobreza o por incertidumbre, están cerrando sus puertas o explorando posibilidades en el exterior donde todavía se puede vislumbrar una luz al final del túnel. No es de los industriales a los cuales se pretende controlar sus precios y márgenes, como en el caso de las pasteurizadoras de leche. No es de los agricultores y ganaderos ya que el impuesto rural a la tierra productiva e improductiva en un negocio que para el pequeño campesino siempre ha sido de sustento y no de lucro obligará a vender sus tierras, que como nadie compra, tendrán que ofrecerlas a un precio muy debajo de lo que se consideraría justo. No es de Quito y no es de Guayaquil, en donde el gobierno ha atacado a sus municipios en vez de trabajar junto a ellos para un fin común, el de mejorar la calidad de vida de TODOS los ecuatorianos. Evidentemente esta pugna de poderes se ha enfocado más a Guayaquil y la guerra es a su alcalde. Definitivamente no es de Samborondón, como fielmente creo que nunca lo fue, pero parece voluntario el hecho de hacer creer que este cantón es solo un nido de ratas y herederos, del vil pelucón, cuando hay un gran porcentaje que ha trabajado por mejorar su calidad de vida creando así puestos de trabajos y así mismo mejorando la calidad de vida de más personas.

El país NO es de todos. Entonces ¿de quién es el país? lo único que se me viene a la mente es que es de su presidente, gabinete, y funcionarios burócratas a los que ha elegido. El país ya está tomado, como un eficiente cáncer, de todos los “apegados” al gobierno, de los que se identifican bien con su idealismo, de los que ayudaron en campaña por sus fines de lucro, poderes políticos, o miedo a verse perjudicados por un futuro gobierno. También se puede decir que el país es de la masa de seguidores cegados por la fe al cambio y con su respectiva sed de venganza ante la situación paupérrima que han vivido siempre. Esta gente es la que más sufrirá cuando la economía del país colapse.

La Espina se ausentó por 3 años, vuelvo y repito, incursionando al mundo de los negocios. El resultado fue que está peor de lo que empezó. Si bien al principio se luchaba para estar igual o en el mejor de los casos mes a mes sacar unos dineros para así poder tener una vida digna, al final, o al comienzo de este gobierno todo se paralizó. El consumo retrocedió su lenta marcha hacia la mejora y nos frenó a todos de raya. Abro el periódico y solo veo gremios disgustados, campañas de oposición, incremento de precios en la canasta familiar, incertidumbre en el país. Esta inestabilidad y su aumento de marchas “pacíficas” están creando una ola de intranquilidad en el país y específicamente en Guayaquil. Falta que alguien haga algo estúpido para desatar la ola de caos que se nos viene. En fin, no hay mejor momento para el retorno de la espina, la cual vuelve evolucionada mas no censurada, con ninguna intención de callar ante las espinas constantes que desangran la calidad humana, sino peor aún, la ilusión de poder seguir adelante. ¡Hasta la victoria siempre!