martes, 21 de febrero de 2017

Del Fraude y algo más!

No puedo evitar pronunciarme acerca de los momentos sombríos que está viviendo en estos días nuestro Ecuador. En estos momentos es cuando más se necesita expresar lo que uno siente, ya sea abucheado por unos o aplaudido por otros. En mi caso no busco notoriedad, sino más bien incentivar en el mejor de los casos o aclarar mi pensar en el peor de ellos. Mi suerte es que no tengo gran cantidad de amigos correistas, mi mala suerte es que uno que otro son grandes amigos. He ahí mi conflicto en poder comentar sobre este tema en las redes. Los que me conocen y los que me han visto en las afueras del Consejo Nacional Electoral (CNE) sabrán que no he tenido miedo en expresarme libremente en ese frente. No es mi intención crear momentos de tensión y peor aún enemistades con ellos, pero tampoco puedo callar. Nunca me han demostrado nada más que una real amistad. Dicho esto, tengo que admitir que hay muchas cosas que no comprendo y en este ejercicio trataré de ser el abogado del diablo que considero necesitan.

Puedo justificar muchas cosas. Al final del día creo que el ser humano tiende a hacer esto bastante. La autojustificación, que es cuando la gente se cree sus propias historias para justificar sus acciones, nos vuelve permisivos con nosotros mismos. Es como cuando no se corrige con frecuencia a un niño, si él sabe que no hay ningún tipo de escarmiento volverá a realizar el acto, y cada vez más desafiante hacia la autoridad. Después de todo, si se lo puede hacer es natural querer saber hasta donde se puede llegar. El problema en estos casos de servidores públicos surge cuando existe en la persona una ambigüedad moral. Esta línea moral se vuelve cada vez más borrosa, en especial cuando caemos en la mala costumbre de culpar al sistema. He escuchado muchas veces, y debo aclarar que no las han expresado mis amistades, frases como “así se han hecho siempre las cosas”, “si no llevas, alguien más se lo va a llevar”, “corrupción hay en todo gobierno”, entre otras. El asunto que hay que enfatizar es que la moralidad y la ética no deberían ser moldeadas a conveniencia.

Volviendo a mis amigos. No me permito poner en tela de duda sus intenciones de servir. No está en mi lugar juzgarlos por rumores, o por como se ha manejado un gobierno. Somos seres individuales, con defectos y virtudes, y esto nos hace parte de un todo, pero el generalizar es totalmente errado. Sin embargo, no puedo justificar ni comprender el permitir, o en otros casos, pecar por negligencia, un abuso a la democracia. Siempre estuve en contra de un gobierno totalitarista. Esto se fue dando paso a paso. Puedo quejarme de todo lo equivocado que ha hecho este gobierno escudado en la justicia social y en la honorable lucha a favor del pobre oprimido y en contra del rico opresor. Utilizo estas palabras generales porque son las que emplea el gobierno para dividir al país. Esto no es difamación ya que el mismo presidente impulsó, o mejor dicho, avaló una campaña de odio de clases al hacer un infame retweet al video de campaña vergonzosamente titulado “el silencio de los pobres”. Este escrito no es para entrar en detalle de todo lo que ha logrado cometer este gobierno durante sus largos diez años en el poder, pero debo hacer hincapié en lo que más me ha molestado al respecto.

Soy un artista que valoro mucho la libertad de expresión y también me considero una persona honesta. Por esto, claramente lo que más me ha indignado han sido la censura y la corrupción. He visto como se han apropiado de canales de televisión y periódicos para solo transmitir o imprimir lo que le conviene al oficialismo. A esto no han tenido respeto de distorsionar la verdad o de claramente minimizar lo que sí ha sido noticia que no les fuera a su favor. He visto como la libertad de expresión se ha ido amordazando con leyes prohibitivas y con penalidades exorbitantes. Incluso,  he llegado a presenciar en las redes amenazas a reconocidos caricaturistas por hacer uso de su gran talento, el de desenmascarar la verdad utilizando la sátira,  herramienta efectiva que tanto admiro. Confío en las redes porque cuando el periodismo serio es silenciado, toca confiar en tu propio sentido de deducción y hasta intuición. En el caso de la corrupción es innegable optar por estas herramientas. Es verdad que el periodismo serio está censurado. Es también verdad que no se puede creer todo lo que se lee en las redes sociales. A falta de fuentes confiables debemos optar en nuestra propia deducción y sentido común. Estoy consciente que de tantas cosas que vemos en las redes hay mucho engaño, incluso hasta de opositores del gobierno, que pretenden cambiar la perspectiva del pueblo. No los culpo, pero sí reprocho este proceder. Contradiciéndome, si la manera del gobierno de utilizar a su pueblo es la desinformación, no veo por qué la oposición no haga uso de las mismas armas. No puedo evitar admitir que me molesta que me pretendan engañar o manipular a diario. También soy de la creencia de que “si el río suena es porque piedras trae” y que “no se puede tapar el sol con un dedo”. Así es, los rumores son rumores, pero a falta de un fiscal neutral y que se ha mostrado encubridor en muchos casos, seguirán siendo rumores. Son muchos, y estos NO se pueden obviar. El hecho de que las autoridades ni lo investiguen le dan mucha más tracción al rumor convirtiéndolo en verdad para muchos. Está claro que no se puede ocultar algo tan grande. Lo que me lleva a mi punto principal de este escrito, el fraude electoral.

Durante los 10 años he salido a bastantes marchas y plantones, unas convocado, otras por incentiva propia o sugestión en las redes. Ninguna de estas manifestaciones las he sentido tan efectivas, pese a que algunas fueron multitudinarias. Creo que así mismo en algunas de ellas fuimos utilizados para ratificación de poder, lo cual me indigna porque, disculpen el coloquialismo, pero ya no estoy en plena edad de “mamar sol e irme de puñete”. Siempre he estado en oposición al gobierno en lo principal por lo arriba mencionado, y también porque me he ido percatando de el mal manejo de fondos, el estado obeso, el odio promovido entre clases sociales, y la actitud muy cuestionable de nuestro presidente. Sé que no soy el único pero ya no tolero ni un minuto más escucharle su voz. Es una persona con un carácter el cuál nunca he soportado. Me parece que no está capacitada para manejar un país. El poder lo enfermó más aún y lo llenó de odio. El complejo es palpable. En sí, es una persona a la cual no respeto en lo absoluto y ese también es mi derecho ya que el respeto no se exige, sino que se gana. A esto hay que sumarle todos los escándalos de corrupción, abusos, insultos, y desprestigios hacia el empresario o rico que él calificó como “pelucón”. Que por cierto, un gran aplauso a la mujer pelucona. Ellas están en las calles luchando por algunos jóvenes que optan quedarse en sus casas, jóvenes que de pronto son o pudieran ser sus hijos. Dan la cara por lo que consideran justo y no por sus propios intereses. Al parecer el señor Correa no ha tenido el lujo de conocer a señoras dignas como ellas. Y sí, señoras dignas las hay de ¡TODAS las clases sociales! Retomando el tema, podría escribir un editorial entero acerca de lo que no me gusta del presidente saliente, pero ya no tiene caso, todo está dicho. Ahora lo importante es poder dar a conocer lo que considero injustificable.

No hay forma de justificar las irregularidades por el CNE. No hay forma de explicar el por qué una entidad que se jacta de ser transparente, no puede dar el resultado de una segunda vuelta. La tendencia es ya irreversible y eso los tienen entre la espada y la pared. Es evidente un fraude electoral y que dicha entidad responde al oficialismo. Me podrán preguntar si a mi me consta el fraude, puedo responder tranquilo que SI. Estando en las calles peleando por mantener democracia he visto una cantidad de actas receptadas por mochileros. ¿Cuándo se ha visto esto antes? ¿Por qué no dieron la información del conteo rápido? ¿Por qué se demoraron de 3 a 4 horas en hacer el conteo del 80% y el otro 20% se demoran 3 días hasta estos momentos? ¿Por qué hacen un llamado a la paz en cadena nacional pero el Señor Pozo no da respuesta a estas intrigas? Es evidente que no les cuadra nada por la cantidad de papeletas falsas o la verdad no se el por qué. Lo que sí sé es que esto es una irregularidad de mayor nivel y que ya de por sí puedo concluir que el CNE está bajo las órdenes del gobierno o simplemente son una tarea de ineptos. Creo que voy a optar por la primera. Y es que en realidad es mi criterio, es mi opinión, y este es un país libre y democrático, en teoría.

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Nuevamente, esto no lo puedo justificar, y con el respeto que se merecen mis amigos, cualquier persona que por negligencia permita una dictadura, está atentando con el futuro de mis hijos. De joven siempre escuché la frase “esto lo hago por mis hijos”. Conceptualmente lo entendía en su momento, pero es ahora cuando en realidad lo siento. Por ellos estoy dispuesto a perder la vida, y estoy seguro que todo padre y madre sienten igual. No, mi legado no va a ser de un padre que se quedó dormido mientras atentaban con la democracia. Les pido por favor que reflexionen. Son momentos turbios en los que nos entregamos a las pasiones. Esto no es necesariamente malo. Pueden atentar a la libertad de expresión, puede haber corrupción, pero cuando el pueblo se pronuncia les tocará aceptarlo. Sé que mis amigos tienen la conciencia tranquila. Siempre me he jactado en saber escogerlos. Espero me disculpen que haga pública mi opinión pero confío que “El que nada debe nada teme”. ¿Por qué ciertos correistas defienden al régimen siendo tan evidente un fraude electoral? No lo sé. Puedo de alguna manera deducir que podría ser por varios factores o la suma de ellos. Podría ser por miedo a perder un trabajo, por conveniencia personal o empresarial de cualquier tipo, por lealtad, por el ideal, o hasta para combatir la corrupción desde adentro, sinceramente no lo sé. Opino que el fanatismo, al igual que la conveniencia, ciega a las personas, y caen en la ya mencionada autojustificación.  Perpetuarse en el poder de manera fraudulenta es la gota que derrama el vaso, es el camino a una dictadura frontal, y es la que hace incendiar las pasiones en el pueblo ecuatoriano. Esto es injustificable, y esto no se lo va a permitir.



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